martes, 31 de agosto de 2010

Cantar de los cantares

Fuente: Cantar de cantares de Salomón. Fray Luis de León; editor literario Javier San José Lera.


Capítulo primero


1. (ESPOSA:) Béseme de besos de su boca; que buenos [son] tus amores más que el vino.

2. Al olor de tus ungüentos buenos, [que es] ungüento derramado tu nombre; por eso las doncellas te amaron.

3. Llévame en pos de ti, correremos. Metiome el rey en sus retretes: regocijarnos hemos y alegrarnos hemos en ti, acordarnos hemos; membrársenos han tus amores más que el vino. Las dulzuras te aman.

4. Morena yo, pero amable, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón.

5. No me miréis que soy algo morena, que mirome el sol; los hijos de mi madre porfiaron y forcejaron contra mí; pusiéronme [por] guarda de viñas. La mi viña no guardé.

6. ¡Enséñame, Amado de mi alma, dónde apacientas!, dónde sesteas al mediodía; porque seré yo como descarriada entre los ganados de tus compañeros.

7. (ESPOSO:) Si no te lo sabes, ¡oh hermosa entre las mujeres!, salte [y sigue] por las pisadas del ganado, y apacentarás tus cabritos junto a las cabañas de los pastores.

8. A la yegua mía en el carro de Faraón te comparo, amiga mía.

9. Lindas [están] tus mejillas en las perlas, tu cuello en los collares.

10. Cercillos de oro te haremos esmaltados de plata.

11. (ESPOSA:) Cuando estaba el rey en su reposo, mi nardo dio su olor.

12. Manojuelo de mirra el mi amado a mí; morará entre mis pechos.

13. Racimo de Cofer mi amado a mí, de las viñas de Engedon.

14. (ESPOSO:) ¡Ay, cuán hermosa, amiga mía, cuán hermosa! Tus ojos de paloma.

15. (ESPOSA:) ¡Ay, cuán hermoso, amado mío y [también] dulce! Nuestro lecho florido.

16. Las vigas de nuestra casa de cedro, el techo de ciprés.

[Autor del blog: Conversación entre amada y amado. Comienza la amada, que parece que lleva la iniciativa. El esposo se presenta como perteneciente a la corte real. La esposa se nos muestra como de extracción social más baja, que ha de justificar su belleza a pesar del color moreno de su piel]


Capítulo segundo


1. (ESPOSA:) Yo rosa del campo y azucena de los valles.

2. (ESPOSO:) Como azucena entre espinas, así mi Amiga entre las hijas.

3. (ESPOSA:) Cual el manzano entre los árboles silvestres, así mi Amado entre los hijos; a la sombra del que deseé; senteme, y su fruta dulce a mi garganta.

4. Metiome en la cámara del vino; la bandera suya en mí [es] amor.

5. Esforzadme, rodeadme de vasos de vino; cercadme de manzanas, que enferma estoy de amor.

6. La izquierda suya debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.

7. (ESPOSO:) Conjúroos, hijas de Jerusalén, por las cabras, o por los ciervos monteses del campo, si despertáredes o velar hiciéredes a la Amada hasta que quiera.

8. (ESPOSA:) Voz de mi Amado [se oye]. Helo, veisle, viene atravancando por los montes y saltando por los collados.

9. Semejante es mi Amado a la cabra montés, o ciervecito. Helo [ya está], tras nuestra pared, acechando por las ventanas, mirando por los resquicios.

10. Habló mi Amado, y díjome: Levántate, Amiga mía, galana mía, y vente.

11. Ya ves; pasó la lluvia y el invierno fuese.

12. Los capullos de las flores se muestran en nuestra tierra; el tiempo del cantar es venido; oída es la voz de la tórtola en nuestro campo.

13. La higuera brota sus higos, y las pequeñas uvas dan olor. Por ende, levántate, Amiga mía, hermosa mía, y ven.

14. Paloma mía, puesta en las quiebras de la piedra, en las vueltas del caracol, descubre tu vista, hazme oír la tu voz; que la tu voz dulce y la tu vista amable.

15. (ESPOSO:) Prendedme las raposas pequeñas, destruidoras de viñas, que la nuestra viña está en cierne.

16. (ESPOSA:) El Amado mío para mí, yo para él que se apacienta entre las azucenas.

17. Hasta que sople el día y las sombras huigan; tórnate, semejante, Amado mío, a la cabra, o al corzo sobre los montes de Bethel.
[La naturaleza está muy presente. flores, frutos, animales... Jardín y huerto]

Capítulo tercero


1. (ESPOSA:) En el mi lecho en las noches busqué al que ama mi alma; busquele y no le hallé.

2. Levantarme he agora, y cercaré por la ciudad, por las plazas y lugares anchos, buscaré al que ama mi alma; busquele, y no le hallé.

3. Encontráronme las rondas que guardaban la ciudad. Pregunteles: ¿Visteis, por ventura, al que ama mi alma?

4. A poco que me aparté de ellas [anduve] hasta hallar al que ama mi alma. Asile, y no le dejaré hasta que le meta en la casa de la mi madre, y en la cámara del que me engendró.

5. Ruégoos, hijas de Jerusalén, por las cabras o por los ciervos del campo, que no despertéis ni hagáis velar el Amor hasta que quiera.

6. (CORO DE PASTORES:) ¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo, de oloroso perfume de mirra e incienso, y todos los polvos olorosos del maestro de olores?

7. Veis, el lecho de Salomón; sesenta de los más valientes de Israel están en su cerco.

8. Todos ellos tienen espadas y son guerreadores sabios, la espada de cada uno sobre su muslo por el temor de las noches.

9. Litera hizo para sí Salomón de los árboles del Líbano.

10. Las columnas hizo de plata, su recodadero de oro, la silla de púrpura y, por el entremedio, amor por las hijas de Jerusalén.

11. Salid y ved, hijas de Sión, al rey Salomón con corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio, y en el día de la alegría de su corazón.
[La amada busca al amado y lo encuentra. Parece que no viven juntos, y que la amada desea que suceda.]

Capítulo cuarto


1. (ESPOSO:) ¡Ay, qué hermosa eres, Amiga mía; ay, cuán hermosa! Tus ojos de paloma entre tus guedejas; tu cabello, como un rebaño de cabras que suben del monte Galaad.

2. Tus dientes como rebaño de ovejas trasquiladas que salen de bañarse, todas ellas con sus crías, [que] no hay machorra entre ellas.

3. Como un hilo de carmesí tus labios, y el tu hablar pulido; como cacho de granada tus sienes entre tus guedejas.

4. Como torre de David es tu cuello, fundada en los collados; mil escudos cuelgan de ella, todos escudos de poderosos.

5. Tus dos tetas como dos cabritos mellizos, que [están] paciendo entre azucenas.

6. Hasta que sople el día y las sombras huyan, voyme al monte de la mirra y al collado del incienso.

7. Toda eres, Amiga mía, hermosa, falta no hay en ti.

8. Conmigo del Líbano, Esposa, conmigo del Líbano te vendrás; y serás coronada desde la cumbre de Amaná, de la cumbre de Sanir y Hermón, de las cuevas de los leones y de los montes de las onzas.

9. Robaste mi corazón, hermana mía, Esposa; robaste mi corazón con uno de los tus ojos, en un sartal de tu cuello.

10. ¡Cuán lindos son tus amores! Más que el vino; olor de tus amores sobre todas las cosas aromáticas.

11. Panal que destila tus labios, Esposa; miel y leche está en tu lengua, y el olor de tus arreos, como el olor del incienso.

12. Huerto cercado, hermana mía, Esposa; huerto cercado, fuente sellada.

13. Tus plantas [son como] jardín de granadas con fruta de dulzuras; juncia de olor y nardo.

14. Nardo y azafrán, canela, con los demás árboles del Líbano; mirra y sándalo, con los demás preciados olores.

15. Fuente de huertos, pozo de aguas vivas y que corren del monte Líbano.

16. ¡Sus!, vuela, cierzo, y ven tú, ábrego y orea el mi huerto; y espárzanse sus olores.
[Descripción de la amada por parte del amado.]

Capítulo quinto


1. (ESPOSA:) Venga el mi Amado a su huerto, y coma las frutas de sus manzanas delicadas.

2. (ESPOSO:) Vine a mi huerto, hermana mía, Esposa; cogí mi mirra y mis olores; comí mi panal con la miel mía; bebí el vino y la mi leche: comed, compañeros, bebed y embriagaos.

3. (ESPOSA:) Yo duermo, y el mi corazón vela. La voz de mi querido llama: Abre, hermana mía, compañera mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, y mis cabellos de las gotas de la noche.

4. Desnúdeme mi vestidura; ¿cómo me la vestiré? Lavé mis pies; ¿cómo me los ensuciare?

5. Mi Amado metió la mano por el resquicio [de las puertas], y mis entrañas se estremecieron en mí.

6. Levanteme para abrir a mi Amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corre, sobre los goznes del aldaba.

7. Yo abrí a mi Amado, y mi Amado se había ido, y se había pasado, y mi ánima se me salió en el hablar de él. Busquele, y no le hallé; llamele, y no respondió.

8. Halláronme las guardas que rondan la ciudad; hiriéronme; tomáronme el mi manto, que sobre mí tenía, las guardas de los muros.

9. Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, que si halláredes a mi querido me lo hagáis saber. Que soy enferma de amor.

10. (COMPAÑERAS:) ¿Qué tiene el tu Amado más que otro amado, porque así nos conjuraste?

11. (ESPOSA:) El mi Amado, blanco y colorado; [trae bandera] entre los millares.

12. Su cabeza, oro de Tibar; sus cabellos, crespos, negros como cuervo.

13. Sus ojos, como los de paloma junto a los arroyos de las aguas, bañadas en leche junto a la llanura.

14. Sus mejillas, como eras de plantas olorosas de los olores de confección. Sus labios, violetas que destilan mirra que corre.

15. Sus manos, rollos de oro que viene de Tarsis; su vientre, blanco de Ebur cercado de zafiros.

16. Sus piernas, columnas de mármol, fundadas sobre basas de oro fino. El su semblante, como el del Líbano, erguido como los cedros.

17. Su paladar, dulzura; y todo él, deseo. Tal es mi Amado, y tal es mi querido, hijas de Jerusalén.

18. (COMPAÑERAS:) ¿Adónde se fue el tu Amado, hermosa entre las mujeres? ¿Dónde se volvió el tu querido, y buscarle hemos contigo?
[Ahora es la amada la que describe al amado, que vuelve a ausentarse, a escaparse, y esta vez ella no le encuentra]

Capítulo sexto


1. (ESPOSA:) El mi Amado descendió a los huertos suyos, a la tierra de los aromas, a apacentar entre los huertos y coger las flores.

2. Yo al mi Amado, y el mi Amado a mí, que apacienta entre las flores.

3. (ESPOSO:) Hermosa eres, Amiga mía, como Thirsá; bella como Jerusalén, terrible como los escuadrones, sus banderas tendidas.

4. Vuelve los ojos tuyos, que me hacen fuerza; el tu cabello como las manadas de cabras que se parecen en el Galaad.

5. Tus dientes como hatajo de ovejas, que suben del lavadero, las cuales todas paren de dos en dos, y no hay estéril en ellas.

6. Tus sienes, como un casco de granada entre tu cabello.

7. Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas, y las doncellas sin cuento.

8. Una es la mi paloma, la mi perfecta, única es a su madre: es la escogida a la que la parió. Viéronla las hijas, y llamáronla bienaventurada, y las reinas y las concubinas la loaron.

9. (COMPAÑERAS:) ¿Quién es esta que se descubre como el alba, hermosa como la luna, escogida como el sol, terrible como los escuadrones?

10. (ESPOSO:) Al huerto del nogal descendí por ver los frutos de los valles, y ver si está en ciernes la vid, y si florecen los granados.

11. (ESPOSA:) No sé; mi ánima me puso como carros de aminadab.

12. (CORO:) Torna, torna, Sunamita; torna y verte hemos.

13. ¿Qué miráis en la Sunamita, como en los coros de los ejércitos?
[Nuevo reencuentro]

Capítulo séptimo


1. (ESPOSA:) ¡Cuán lindos son tus pasos con el calzado, hija del príncipe! Los cercos de tus muslos como ajorcas labradas de mano de oficial.

2. Tu ombligo como taza de lunas, que no está vacía; tu vientre, como montón de trigo cercado de violetas.

3. Tus dos pechos tuyos, como dos cabritos mellizos de una cabra.

4. El tu cuello como torre de marfil; tus ojos como estanques de Hesebón junto a la puerta de Barrabim; tu nariz como la torre del Líbano, que mira frontero de Damasco.

5. La cabeza tuya de sobre ti como el Carmelo, la madeja de tu cabeza como la púrpura. El rey atado en las canales.

6. ¡Cuánto te alindaste, cuánto te enmelaste, Amada, en los deleites!

7. Esta tu disposición semejante es a la palma, y tus pechos a los racimos. Dije: Yo subiré a la palma, y asiré sus racimos; y serán tus pechos como los racimos de la vid y el aliento de tu boca como el olor de los manzanos.

8. Y el tu paladar como vino bueno, que va mi Amado a las derechuras, que hace hablar labios de dormientes.

9. (ESPOSA:) Yo soy de mi Amado, y su deseo a mí.

10. (ESPOSA AL ESPOSO:) Ven, Amado mío, salgamos al campo, moremos en las granjas.

11. Levantémonos de mañana a las viñas; veamos si florece la vid, si se descubre la menuda uva, si brotan los granados. Allí te daré mis amores.

12. Las mandrágoras si dan olor; que todos los dulces frutos, así los nuevos como los viejos, Amado mío, los guardé para ti.
[La esposa describe a una mujer noble, y después se dirige de nuevo al amado]

Capítulo octavo


1. (ESPOSA:) ¿Quién te me dará, como hermano, que mamases los pechos de mi madre? Hallarte ía fuera; besárate y ya nadie me despreciaría.

2. Cogerte ía en casa de mi madre y en la cámara de la que me parió; y enseñaríasme; daríate a beber vino adobado y del mosto de las granadas mías.

3. Su izquierda debajo de mi cabeza, y su derecha me abrazará.

4. (ESPOSO:) Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, ¿por qué despertaréis, por qué desasosegaréis al Amada hasta que quiera?

5. (CORO DE PASTORES:) ¿Quién es esta que sube del desierto, llena de deleites, recostada en su Amado?

(ESPOSO:) Debajo del manzano te desperté; allí te parió la tu madre; allí estuvo de parto la que te parió.

6. Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque el amor es fuerte como la muerte, duros como el infierno los celos, las sus brasas [son] brasas de fuego encendido vehementísimas.

7. Muchas aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos lo pueden anegar. Si diere el hombre todos los haberes de su casa por el amor, como si no los preciase.

8. (ESPOSA:) Nuestra hermana pequeña y no tiene pechos; ¿qué haremos de nuestra hermana cuando se hablare de ella?

9. Si hay pared, edificaremos sobre ella un palacio de plata; si hay puerta, fortalecerémosla con tablas de cedro.

10. Yo soy muro y mis pechos como torres; entonces fui en sus ojos como aquella que halla paz.

11. Tuvo una niña Salomón en Baal-Hamón; entregó la viña a las guardas, y que cada uno traiga por el fruto de ella mil monedas de plata.

12. La viña mía, que [es] mía, delante de mí; mil para ti, Salomón, y doscientos para los que guardaren su fruto.

13. (ESPOSO:) ¡Oh, tú, que estás en el huerto, los compañeros escuchan, haz que yo oiga tu voz!

14. (ESPOSA:) Huye, Amado mío, y aseméjate a la cabra montés y a los ciervecitos de los montes de los olores.

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