jueves, 14 de octubre de 2010

A Hierón de Siracusa




Reluce su fama
en la colonia, por sus hombres célebres, del lidio Pélope.
Por éste sintió pasión el poderoso Posidón,
el que la tierra conduce, cuando Cloro lo sacó
del inmaculado caldero
provisto de un brillante hombro de marfil,
¡en verdad que es mucho lo asombroso!
E incluso puede acontecer que los rumores
de los mortales, habladurías adornadas con abigarradas
ficciones, trasgrediendo el relato verdadero,
nos engañen por completo.




Oda pindárica de Dalmiro a Moratín
¡Ay, si cantar pudieralos hijos de los dioses,
lira de hombre, y, cual trompa guerrera de altísona armonía,
que ambos polos atónitos asombre,
resonase la mía,
hijo de Febo, joven prodigioso, cuál se alzara mi numen orgulloso! Se alzara por regiones,
astros, esferas, mundos; y a su acentolas célicas mansiones eco sacro darían, y los dioses del alto firmamento a escucharme vendrían.
Anfión y Orfeo no triunfaron tantodel mar y hórrido reino del espanto. Creyéndome inspiradopara cantar tus loores dignamente, mandándomelo el hado,
las musas castellanas,
con lauro coronándome la frente,
vendrían más ufanasque las de Tebas, cuando el dios del día a Píndaro portentos influía. La cítara lesbiana,
que con marfil y pulso a trinar hecho tañe tu diestra ufana, en vano dulce amigopara cantarte aplico al blando pecho:
No resuena conmigocomo en tu mano armónica resuena, de pompa, majestad y gloria llena. Resuena, cual solíala de Salicio y Títiro en lo blando la dulce lira mía.Parezco al imitarte
pastor que con su avena va imitando la trompa atroz de Marte, que el céfiro se ríe y se recrea
y la purpúrea rosa se menea.
Con lascivos arrullos
y los pájaros juntan su armonía,
y el río sus murmullos
siempre manso y tranquilo;cuando el mundo de horrores temblaría,
del Orinoco al Nilo, si las ruedas del carro resonaran, y de Marte la trompa acompañaran.
Fatíganme en lo interno furias, trasgos y manes, que aparecen
del horrísono infierno y báratro profundo;
y sol y luna y astros se obscurecen, y se anonada el mundo
rompiéndose ambos polos con estruendo,
y el caos primero, tímido, estoy viendo. Cuménides atroces su fuego en torno esparcen con silbido y horrendísimas voces, con víboras, serpientes
y culebras el pelo entretejido:
los brazos relucientes con lóbrega vislumbre tan siniestra, que sólo espectros y fantasmas muestra. La envidia las conmueve
sacándolas del centro del abismo, y con ardid aleveen mi pecho las hunde con fiero ardor contra mi amigo mismo, porque mil celos funde,cuando la fama te aclamó poeta con el son inmortal de su trompeta. «Conque permite el Hado»
me dice en ronco son la horrible Dea
«que perezca olvidado tu nombre con tu verso,
y que de Moratín la Musa seala que del Universo
haga sonora el uno y otro polo con cítara que envidie el mismo Apolo».
Dijo, y su pecho lleno de áspides ponzoñosos y rencores,
me arrojó su veneno. Ardiose el pecho mío, cual seca mies del rayo a los ardores
vibrada en el estío; tu nombre aborrecí con triste ceño, cual esclavo la mano de su dueño.
Mas la amistad sagrada con su cándida túnica desciende
de la empírea morada,
de virtudes un coro la cerca y con su manto te defiende.
Su carro insigne de oro deslumbra y ciega al monstruo que me irrita,
y al centro del horror le precipita. Mirándome la diosa con faz serena y plácida hermosura, dejó mi alma gozosa,
cual esparce alegría
rosada aurora tras la noche oscura, dando consuelo el día, desde el lejano, lúcido horizonte, al hombre, al bruto, al ave, al campo, al monte. Mi frente que arrugadade mi alma mostró el crüel tormento, con mano regaladaalzó, diciendo: «Vive con amigo tan ínclito contento; como tuyo recibe
el justo aplauso y lírica corona que le da Olimpo, Iberia y Helicona, Aquellos que yo he unido
con mis vínculos gratos y celestes, después que hayan cumplido
los días de sus hados, Cástor y Pólux, Pílades y Orestes, a Olimpo son llevados; y Júpiter, llenando mi deseo, eternos viven Píroto y Teseo.
Deja a las corvas almas la sátira y rencor, y tus laureles
junta a las sacras palmas de Moratín divino.
No temen los amigos, si son fieles,las iras del destino,
y al lado de sus versos asombrosos se admirarán los tuyos amorosos. A él le ha dado Apolo la cítara de Píndaro sonante,
para que cante él solo de Carlos las hazañas
oyendo desde el punto más distante, Américas y España, coronado en cada una de las zonas
y sus virtudes más que sus coronas.
Y el hijo suyo digno (prole que a España dio próspero el cielo) y aquel rostro benigno de Luisa Parmesana,
de quien Castilla aguarda su consuelo, belleza más que humana; y de Gabriel y Luis las prendas tales, que serán con sus versos inmortales.
Y por probarse a vecescantará de la patria y sus varones heroicas altiveces. Escúchale entonando
sagrados himnos, líricas canciones, y estándole escuchando
suspenso el cielo, quedan sin empleo espada, rayo, lira y caduceo. Para él es digno asunto lo de México, Cuzco y de Pavía,
y Numancia y Sagunto,San Quintín y Lepanto,
y de Almansa y Brihuega el claro día ¡feliz a España tanto!. Pero tú, canta céfiros y flores, arroyos, campos, ecos y pastores»,dijo, y fuese volando, dejando mi alma llena de consuelo. Y un rastro fue dejando de clara luz sagrada, desde la humilde tierra al alto cielo;su corona estrelladaen torno por el aire difundía etéreo olor de líquida ambrosia.
Dalmiro. José Cadalso

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