jueves, 14 de octubre de 2010




La Moira es, en efecto, quien da a los humanos el bien y el mal,


y son inevitables los dones de los dioses inmortales.


En todas las acciones hay riesgo y nadie sabe


en qué va a concluir un asunto recién comenzado.


Así que uno que pretende obrar bien no ha previsto


que se lanza a un duro y enorme desastre,


y a otro, que obró mal, le concede un dios para todo


la suerte del éxito, que contrarresta su propia torpeza.


(unred.es)


Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.

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