lunes, 30 de agosto de 2010

Cántico espiritual


Canciones entre el Alma y el esposo


[LA ESPOSA]




1Abajo ¿Adónde te escondiste,


Amado, y me dejaste con gemido?


Como el ciervo huiste,


habiéndome herido;


salí tras ti clamando, y eras ido. 5

2Pastores, los que fuerdes


allá por las majadas al otero,


si por ventura vierdes


aquel que yo más quiero,


decilde que adolezco, peno y muero. 10

3Buscando mis amores


iré por esos montes y riberas;


ni cogeré las flores


ni temeré las fieras;


y pasaré los fuertes y fronteras. 15

4¡Oh, bosques y espesuras


plantadas por la mano del Amado!


¡Oh, prado de verduras,


de flores esmaltado!


Decid si por vosotros ha pasado. 20


[RESPUESTA DE LAS CRIATURAS]




5Mil gracias derramando


pasó por estos sotos con presura,


y, yéndolos mirando,


con sola su figura


vestidos los dejó de hermosura. 25




[LA ESPOSA]




6¡Ay! ¿Quién podrá sanarme?


Acaba de entregarte ya de vero;


no quieras enviarme


de hoy más ya mensajero,


que no saben decirme lo que quiero. 30

7Y todos cuantos vagan


de ti me van mil gracias refiriendo;


y todos más me llagan,


y déjame muriendo


un no sé qué que quedan balbuciendo. 35

8Mas, ¿cómo perseveras,


¡oh, vida!, no viviendo donde vives


y haciendo porque mueras


las flechas que recibes


de lo que del Amado en ti concibes? 40

9¿Por qué, pues has llagado


aqueste corazón, no le sanaste?


Y, pues me le has robado,


¿por qué así le dejaste


y no tomas el robo que robaste? 45

10Apaga mis enojos,


pues que ninguno basta a deshacellos;


Y véante mis ojos,


pues eres lumbre dellos


y solo para ti quiero tenellos. 50

11Descubre tu presencia,


y máteme tu vista y hermosura;


mira que la dolencia


de amor que no se cura


sino con la presencia y la figura. 55

12¡Oh, cristalina fuente!


¡Si en esos tus semblantes plateados


formases de repente


los ojos deseados


que tengo en mis entrañas dibujados...! 60

13¡Apártalos, Amado,


que voy de vuelo!



[EL ESPOSO]





Vuélvete, paloma,



que el ciervo vulnerado


por el otero asoma


al aire de tu vuelo, y fresco toma. 65


[LA ESPOSA]




14Mi Amado, las montañas,


los valles solitarios nemorosos,


las ínsulas extrañas,


los ríos sonorosos,


el silbo de los aires amorosos, 70

15la noche sosegada


en par de los levantes del aurora,


la música callada,


la soledad sonora,


la cena que recrea y enamora. 75

16Cazadnos las raposas,


que está ya florecida nuestra viña,


en tanto que de rosas


hacemos una piña,


y no parezca nadie en la montiña. 80

17Detente, cierzo muerto.


Ven, austro, que recuerdas los amores;


aspira por mi huerto


y corran tus olores,


y pacerá el Amado entre las flores. 85

18¡Oh, ninfas de Judea!


En tanto que en las flores y rosales


el ámbar perfumea,


morá en los arrabales,


y no queráis tocar nuestros umbrales. 90

19Escóndete, Carillo,


y mira con tu haz a las montañas,


y no quieras decillo;


mas mira las compañas


de la que va por ínsulas extrañas. 95


[EL ESPOSO]




20A las aves ligeras,


leones, ciervos, gamos saltadores,


montes, valles, riberas,


aguas, aires, ardores


y miedos de las noches veladores. 100

21Por las amenas liras


y canto de serenas os conjuro


que cesen vuestras iras


y no toquéis al muro,


porque la Esposa duerma más seguro. 105

22Entrádose ha la Esposa


en el ameno huerto deseado,


y a su sabor reposa


el cuello reclinado


sobre los dulces brazos del Amado. 110

23Debajo del manzano:


allí conmigo fuiste desposada,


allí te di la mano


y fuiste reparada


donde tu madre fuera violada. 115


[LA ESPOSA]




24Nuestro lecho florido


de cuevas de leones enlazado,


en púrpura tendido,


de paz edificado,


de mil escudos de oro coronado. 120

25A zaga de tu huella


las jóvenes discurren al camino,


al toque de centella,


al adobado vino,


emisiones de bálsamo divino. 125

26En la interior bodega


de mi Amado bebí, y cuando salía


por toda aquesta vega,


ya cosa no sabía,


y el ganado perdí que antes seguía. 130

27Allí me dio su pecho,


allí me enseñó ciencia muy sabrosa,


y yo le di de hecho


a mí, sin dejar cosa;


allí le prometí de ser su Esposa. 135

28Mi alma se ha empleado


y todo mi caudal en su servicio.


Ya no guardo ganado,


ni ya tengo otro oficio,


que ya solo en amar es mi ejercicio. 140

29Pues ya si en el ejido


de hoy más no fuere vista ni hallada,


diréis que me he perdido,


que, andando enamorada,


me hice perdediza, y fui ganada. 145

30De flores y esmeraldas,


en las frescas mañanas escogidas,


haremos las guirnaldas


en tu amor floridas


y en un cabello mío entretejidas. 150

31En solo aquel cabello


que en mi cuello volar consideraste,


mirástele en mi cuello,


y en él preso quedaste,


y en uno de mis ojos te llagaste. 155

32Cuando tú me mirabas,


su gracia en mí tus ojos imprimían;


por eso me adamabas,


y en eso merecían


los míos adorar lo que en ti vían. 160

33No quieras despreciarme,


que, si color moreno en mí hallaste,


ya bien puedes mirarme


después que me miraste,


que gracia y hermosura en mí dejaste. 165


[EL ESPOSO]




34La blanca palomica


al arca con el ramo se ha tornado;


y ya la tortolica


al socio deseado


en las riberas verdes ha hallado. 170

35En soledad vivía,


y en soledad ha puesto ya su nido;


y en soledad la guía


a solas su querido


también en soledad de amor herido. 175

36Gocémonos, Amado;


y vámonos a ver en tu hermosura


al monte y al collado


do mana el agua pura;


entremos más adentro en la espesura. 180

37Y luego a las subidas


cavernas de la piedra nos iremos,


que están bien escondidas,


y allí nos entraremos,


y el mosto de granadas gustaremos. 185

38Allí me mostrarías


aquello que mi alma pretendía,


y luego me darías


allí tú, vida mía,


aquello que me diste el otro día. 190

39El aspirar del aire,


el canto de la dulce filomena,


el soto y su donaire,


en la noche serena,


con llama que consume y no da pena. 195

40Que nadie lo miraba,


Aminadab tampoco parecía;


y el cerco sosegaba,


y la caballería


a vista de las aguas descendía. 200





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