miércoles, 5 de octubre de 2011

La tensión del arte

La severidad moral del concepto y del carácter es un acontecimiento dentro de nuestro arte y de nuestra existencia. […] Nada hay más peligroso para la dignidad y el ethos del arte que lo untado y cómodo de nuestra actividad artística ordinaria, que la ligereza con que, por obra del fonógrafo y de la radio, se pone lo más sublime al alcance aun del más despreocupado, a cada hora: pues esa comodidad hace olvidar a los más el esfuerzo de la creación y los induce a asimilar el arte sin tensión y sin respeto, como la cerveza y el pan. Es, por lo mismo, una bendición y un goce espiritual ver en este tiempo a un hombre que por la potencia de su personalidad, recuerda que el arte es una labor sacra, una misión apostólica por lo inalcanzablemente divino de nuestro mundo, y no un regalo del azar sino una merced justa, no un placer tibio, sino también una penosa creación. […] Sólo el hombre extraordinario reconduce siempre a los demás hacia el orden la subordinación, y nada nos inspira más respeto por ese gran abogado de la fidelidad para con la obra, que el hecho de que haya logrado enseñar a una época confusa e incrédula el respeto por los valores más sagrados.» Stefan Zweig, El misterio de la creación artística, Sequitur, Madrid, 2010, pp. 76-77.

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